En las últimas dos décadas, el panorama laboral ha experimentado una metamorfosis sin precedentes. La evolución tecnológica, la globalización y otros factores han redefinido la forma en que los profesionales desempeñan sus funciones. Ante este escenario cambiante, resulta imperativo cuestionar si las profesiones también han evolucionado para adaptarse a las demandas y desafíos del siglo XXI.
Las instituciones de educación superior desempeñan un papel fundamental en la preparación de los futuros trabajadores para un entorno laboral en constante transformación. Su responsabilidad radica en brindar a los estudiantes las herramientas y conocimientos necesarios para enfrentar los retos que se les presentarán en sus respectivas profesiones.